Desde que comencé la andadura de éste espacio en el universo de la red he hecho referencia en varias ocasiones a la lucha contra el cáncer y en un día como hoy no podía dejar pasar la oportunidad de hacer referencia a otro de los males que hoy por hoy más daños colaterales provoca en la población: el alzheimer. Porque también hay que contar además de los enfermos con los cuidadores que en su mayoría son familiares a los que la vida les cambia de una forma radical y, lo que es peor, drástica.
Hoy se celebra el Día Mundial del Enfermo de Alzheimer, una enfermedad cuya primera traba que nos presenta es que no se sabe de donde viene ni en qué momento salta la chispa en nuestro cerebro y éste empieza a desmontarse. Y nunca mejor dicho. El Alzheimer desmonta literalmente nuestro cerebro, dejándolo completamente vacío de recuerdos y de sensaciones hacia todo lo que nos rodea y lo más doloroso es que olvidamos hasta a nuestros seres queridos y nuestra propia vida. Eso lleva a la destrucción no solo de la vida del enfermo sino también del familiar cuidador que vé como se deteriora su propia calidad de vida al mismo tiempo que el enfermo entra en una pendiente con caida libre hacia la nada, pues la enfermedad radica principalmente en eso, la nada de la persona, anulación total; pero lo más duro es la caida según cuentan familiares, una vez que caen ya todo les da igual, se encierran en un mundo vacío y ya no son nada más que marionetas sin cerebro.
Hablamos de 800.000 casos en España (1 cada 15 minutos) y 26 millones en todo el mundo y la cuenta va subiendo en consonancia al progresivo envejecimiento de la población. Este dato me hace recordar un relato corto que leí hace muchos años y que trataba de que los niños que iban naciendo no tenían humanidad, al final un científico se suicidaba porque había descubierto que el mal radicaba en que el cupo de almas del planeta se había sobrepasado por la longevidad de los habitantes y mientras que no murieran sus almas no podrían saltar a otras vidas nacientes. Creo que el enfermo de Alzheimer se podría considerar como una persona deshumanizada y cuyo alma vaga en una especie de purgatorio que sería su cuerpo esperando un fín que a todos nos tiene que llegar, quizás por eso los enfermos de vez en cuando tienen esos flashes de realidad en los que llegan a ser conscientes hasta que los atrapa otra vez el mal.
Aunque lo publico tarde, casi se acaba el día ya; quiero que esta entrada sea un homenaje no solo a los enfermos (ellos están en su mundo) sino al día a día de sus familiares y cuidadores. Personas que de la noche a la mañana ven como su mundo se derrumba y como sus vidas se subyugan ante un mal endémico de nuestros días que la mayoría de las veces llenan consultas de psicólogos y psiquiatras con personas que ya no saben como afrontar el seguir viviendo con enfermos de Alzheimer. Así es que sin olvidar a quien padece la enfermedad creo que también debería ser el día de los cuidadores y para ello os enlazo con uno de los artículos aparecidos en la prensa de hoy y que creo que reflejan bastante claro cual es el punto de vista de una persona entragada a un familiar enfermo. Reflexionad y saludos desde Tauri.
http://www.20minutos.es/noticia/521155/0/vida/afectados/alzheimer/
Hoy se celebra el Día Mundial del Enfermo de Alzheimer, una enfermedad cuya primera traba que nos presenta es que no se sabe de donde viene ni en qué momento salta la chispa en nuestro cerebro y éste empieza a desmontarse. Y nunca mejor dicho. El Alzheimer desmonta literalmente nuestro cerebro, dejándolo completamente vacío de recuerdos y de sensaciones hacia todo lo que nos rodea y lo más doloroso es que olvidamos hasta a nuestros seres queridos y nuestra propia vida. Eso lleva a la destrucción no solo de la vida del enfermo sino también del familiar cuidador que vé como se deteriora su propia calidad de vida al mismo tiempo que el enfermo entra en una pendiente con caida libre hacia la nada, pues la enfermedad radica principalmente en eso, la nada de la persona, anulación total; pero lo más duro es la caida según cuentan familiares, una vez que caen ya todo les da igual, se encierran en un mundo vacío y ya no son nada más que marionetas sin cerebro.
Hablamos de 800.000 casos en España (1 cada 15 minutos) y 26 millones en todo el mundo y la cuenta va subiendo en consonancia al progresivo envejecimiento de la población. Este dato me hace recordar un relato corto que leí hace muchos años y que trataba de que los niños que iban naciendo no tenían humanidad, al final un científico se suicidaba porque había descubierto que el mal radicaba en que el cupo de almas del planeta se había sobrepasado por la longevidad de los habitantes y mientras que no murieran sus almas no podrían saltar a otras vidas nacientes. Creo que el enfermo de Alzheimer se podría considerar como una persona deshumanizada y cuyo alma vaga en una especie de purgatorio que sería su cuerpo esperando un fín que a todos nos tiene que llegar, quizás por eso los enfermos de vez en cuando tienen esos flashes de realidad en los que llegan a ser conscientes hasta que los atrapa otra vez el mal.
Aunque lo publico tarde, casi se acaba el día ya; quiero que esta entrada sea un homenaje no solo a los enfermos (ellos están en su mundo) sino al día a día de sus familiares y cuidadores. Personas que de la noche a la mañana ven como su mundo se derrumba y como sus vidas se subyugan ante un mal endémico de nuestros días que la mayoría de las veces llenan consultas de psicólogos y psiquiatras con personas que ya no saben como afrontar el seguir viviendo con enfermos de Alzheimer. Así es que sin olvidar a quien padece la enfermedad creo que también debería ser el día de los cuidadores y para ello os enlazo con uno de los artículos aparecidos en la prensa de hoy y que creo que reflejan bastante claro cual es el punto de vista de una persona entragada a un familiar enfermo. Reflexionad y saludos desde Tauri.
http://www.20minutos.es/noticia/521155/0/vida/afectados/alzheimer/
3 comentarios:
He oido a familiares de enfermos decir que estos en verdad no sufren, ya que están "en su mundo" ante la falta de recuerdos. Mi solidaridad con los enfermos y sobre todo con los familiares por esa labor resignada.
Tu relato me ha puesto el vello de punta! Que triste vivir sin recuerdos y para los familiarires, el q no recuerden, en fin.... a veces, q cruel es la vida :(.
Saludos.
Sí que es una pena, es como si ya no reconocieras a esa persona que lo padede
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